DEUCALIÓN Y PIRRA
Somos seres sociales originados en la pareja
Somos seres sociales originados en la pareja
Júpiter está profundamente decepcionado con la humanidad ya demasiado cruel, violenta e irrespetuosa hacia los Dioses, así que decide aniquilarla con un diluvio hasta no haber “diferencia entre mar y tierra”.
Se salvan solo Deucalión y su compañera Pirra que piden ayuda divina para repoblar la tierra y reciben un críptico mensaje de Temis “soltaos la ropa y arrojad a vuestra espalda los huesos de la grande madre”. La pareja entiende que la grande madre es la Tierra y que sus huesos son las piedras que, al lanzarlas, efectivamente empiezan a ablandarse tomando forma humana para renacer como nueva estirpe.
Las constelaciones familiares parecen referirse a Deucalión y Pirra cuando atribuyen un rol central a la pareja siendo el vínculo originario que da paso a la vida, el núcleo fundacional sin el cual no existiríamos y que nos ofrece algo primario como el amor, el acompañamiento, la sexualidad, la creatividad y el crecimiento. Tras las fases del enamoramiento, la elección y el compromiso, la pareja pasa a una etapa de entrega a la vida experimentando distintas situaciones expansivas o de contracción y transitando, a veces, caminos nuevos para crecer.
Deucalión y Pirra reflejan esta madurez de pareja donde, además, las influencias familiares actúan como recurso de apoyo: Prometeo, padre de Deucalión, les advierte del diluvio para salvarles y también en el legado familiar de ambos está el modelado de la arcilla que simbólicamente vuelve como recurso cuando las piedras se moldean en humanos (Pandora, madre de Pirra, fue la primera mujer creada con barro y Prometeo hizo hombres con barro).
Así pues, asolados, Deucalión y Pirra con fuerza reconstruyen futuro dando vida a una nueva comunidad y nos recuerdan, cuando golpean el individualismo y el aislamiento y cuando se abanderan el desapego y el valerse por uno mismo a toda costa, que somos seres sociales y anhelamos pertenecer, acompañar y ser acompañados. Cada uno con su propio viaje ya que, dice Ovidio, “la armonía de los contrastes es impulso a generar”.