Europa es raptada por Zeus y su hermano Cadmo la busca en vano.
Frustrado, pide ayuda a Apolo que en sueño le dice de seguir a una vaca hasta que ésta no se tumbe y aquí fundar una ciudad: la vaca se para en Beocia y Cadmo funda Tebas.
Los amigos de Cadmo buscan agua para el sacrificio de buen auspicio y encuentran una fuente donde se despierta una serpiente que les mata.
Cadmo, a su vez, mata a la serpiente y entierra sus dientes, obedeciendo a Atenea, de los dientes nacen guerreros que serán los aliados de Cadmo en Tebas.
Cadmo se casa con Armonía e inician una dinastía tan grande como desafortunada, fueron muy infelices, al punto que, al morir, Cadmo desesperado pregunta a los dioses que mal les ha hecho para merecer tanta desgracia y viene transformado en serpiente.
¡Curioso! Su nieto Dionisio le transforma justo en lo que Cadmo mató al principio, como si los dioses contestarán “el mal que nos has hecho es ¡no ser tú!”; al matar la serpiente Cadmo aniquila la semilla de su naturaleza, con consecuencias nefastas en todo su linaje.
Tenemos una misión y un potencial que debe florecer, si matamos la semilla no hay verdadero éxito, aunque hagamos grandes cosas; Cadmo fundó Tebas que fue crucial, pero su gran familia fue marcada por la tragedia.
La que tiene interés en matar nuestra naturaleza es la mente porque la teme, porque no encaja en el sistema y es peligrosa, como la serpiente. Nuestra verdadera alma está condicionada por el entorno, pero se puede recuperar tomando conciencia de nuestras heridas con dolor y rendición para que vuelva a aflorar.
La metamorfosis de Cadmo en serpiente indica que en la vida sólo nos relacionamos con nosotros mismos, lo que nos pasa es un reflejo nuestro y, para verlo, se necesita a Dionisio - el Caos! que con su locura sabia revela verdad y camino de vuelta a lo que realmente somos.
La mente, ante la imposibilidad de entender las razones del evento (la pregunta de Cadmo a los dioses), vive su impotencia y abraza lo irracional: rindiéndonos a lo que hay, ampliamos nuestra conciencia a través de una experiencia extática y no mental que muestra lo que realmente somos.